La ansiedad ¿Qué es? ¿Cómo se trata?
Desde mi punto de vista, la ansiedad desproporcionada que sufren algunas personas es producto de una acumulación de diferentes tensiones diarias que se combinan con situaciones emocionales no resueltas, por ende, el mecanismo de acción para poder disminuir esa sensación tan desagradable sería el detectar las situaciones que día a día nos llenan de estrés o insatisfacción y darles solución, o, si no es posible, encontrar estrategias para neutralizarlas, por ejemplo, muchas veces vivimos un encierro físico en donde no nos permitimos salir a la calle con el pretexto de que no se tiene dinero, pero con solo el pago de dos camiones urbanos podemos salir a caminar en el boulevard disfrutando de la brisa del mar y de la vista, ahora bien, si uno vive lejos del mar se pueden buscar lugares públicos que sean agradables a la vista y en donde pueda uno disfrutar del contacto con la naturaleza o simplemente disfrutar de la arquitectura del lugar, otra alternativa, siempre viable y gratuita, es la de la actividad física en sus múltiples formas: caminar, trotar, andar en bicicleta, etc., es importante que estas actividades se realicen en la calle y no entre 4 paredes para no caer nuevamente en el encierro.
En el mismo orden de ideas, quiero aclarar que en este escrito no se pretende dar una explicación simplista o reduccionista de la ansiedad, es indispensable acudir al psicoterapeuta para indagar cuáles son las causas que están detonando dicho padecimiento, sin embargo, aquí se pretende dar ciertas orientaciones para disminuir la frecuencia y la intensidad de las crisis de ansiedad.
Ahora bien, no se descarta la posibilidad de que haya un desajuste orgánico que mande descargas incontrolables de “adrenalina” al sistema y que tengan poco que ver con la situación emocional, pero ese tipo de casos son infrecuentes así que no hay que entrar en pánico y pensar que “algo esta mal con mi cuerpo”, lo mejor es asistir a terapia y ponerte en las manos de un psicoterapeuta capacitado en el área.
También quisiera mencionar que la ansiedad es un mecanismo que forma parte de nuestra propia supervivencia, ya que sin ella podríamos ver un “león” (jefe de oficina, padre, enemigo, o cualquier otro temor que a uno le represente miedo) y que nosotros simplemente no nos movamos y seamos devorados por el enemigo (o muchas veces ni a enemigo llega y solo está en nuestra imaginación), es por ello que la ansiedad nos permite sobrevivir al ponernos en alerta y prepararnos para luchar o huir, sin la ansiedad simplemente nunca entraríamos en alerta y seriamos eliminados por el “león”, así que hay que echarle una mirada mas realista a la ansiedad y darle sus méritos. El problema es que cuando esa ansiedad rebasa los límites y se presenta de manera muy frecuente y exagerada, en ese caso tendríamos que examinar de donde vienen esos excesivos miedos y sanarlos de raíz.
Considero importante definir qué es una crisis de angustia (que en realidad es una ansiedad desbordada) e irlo diferenciando del trastorno de angustia del cual en otro artículo platicaremos, para ello el doctor Xavier Caseras nos dice:
Entendemos por crisis de angustia la aparición repentina de los síntomas físicos propios de la ansiedad y/o el miedo acompañado de la sensación de pérdida de control sobre uno mismo o del propio juicio, o del convencimiento de muerte inminente.
Las sensaciones físicas más comunes incluyen taquicardia, opresión torácica, sudoración, temblores, falta de aire, náuseas, mareo o vértigo, sensación de atragantamiento y adormecimiento de manos y/o pies. Estos síntomas, llegan a presentar una muy elevada intensidad en un escaso lapso de tiempo y desaparecen de manera progresiva en unos minutos, si bien pueden dejar una sensación residual de malestar que puede durar horas. (Caseras, 2009, pág. 28)
Bibliografía
Caseras, X. (2009). Comprender el trastorno de ansiedad: crisis de angustia y agorafobia. . Barcelona : Amat.